
viernes, 9 septiembre 2016
Jordi Savall y sus huestes en Cartagena
Lo bueno de Jordi Savall es que es no solo un gran músico, sino una persona de gran imaginación para diseñar programas, que siempre se salen de lo común y lo rutinario. Prueba adicional de esto, por si faltaran, son sus conciertos en el Cartagena X Festival Internacional de Música, evento en el que, con la ayuda de la Acción Cultural España y el Instituto Ramón Llul.
A demás del departamento de cultura catalán, hará la inauguración del encuentro. El concierto de apertura tiene el título “Cristóbal Colón, paraísos perdidos” y lo describe con la siguiente frase: “Las músicas árabe-andaluzas, judías, cristianas de la Antigua Hesperia hasta el descubrimiento del Nuevo Mundo”.? Los intérpretes son sus grupos.
La Capella Real de Catalunya y Hespèrion XXI, que incluyen un solista del instrumento árabe lla- mado Oud (un lejano predecesor, como el nombre lo indica, del laúd), un quinteto vocal, un fuerte grupo instrumental y el recitante Manuel Forcano, quien lee- rá textos en castellano, árabe, la- tín, arameo, náhuatl y hebreo. Esta enunciación de los participantes da idea de cómo esta será una presentación única y novedosa por su concepto.
Es indispensable recordar có- mo judíos y los llamados moros fueron una parte integral de la so- ciedad española, hasta que los denominados Reyes Católicos sega- ron de raíz la presencia de quienes eran en ese siglo XV quizá el ele- mento más productivo de la re- gión. Su expulsión da inicio a unlargo proceso de decadencia espa- ñola que las riquezas del descubrimiento de América apenas pudieron aplazar pero nunca evitar.
Una emigración forzada
Cuando uno visita la Catedral de Granada, donde yacen Fer- nando e Isabel, los Reyes Católi- cos, con sus ataúdes expuestos en una vitrina, lo primero que le lla- ma la atención es que esos dos personajes debían tener una esta- tura mínima, por lo pequeño de cada ataúd. Sin embargo, ellos buscaron una presunta unificación española mediante la declaración de una religión única, con un brazo armado repugnante pero efectivo, que fue la mal llamada Santa (ya que su santidad es dudosa) Inquisición. Primero, los judíos en 1492 y después los mo- ros o musulmanes en 1502 que no aceptaran esa conversión obligada debían partir, sin sus bienes, de territorio español bajo pena de muerte. Una de las razones por la cuales Cristóbal Colón tuvo que zarpar con sus carabelas que descubrirían las Indias de Palos de Moguer y no de Cádiz, el puerto más importante de España, es que este último estaba tan congestionado de judíos expulsados que no había espacio para las em- barcaciones del navegante. Estos grupos emigraron, pero dejaron una rica herencia detrás y la parte musical de este legado es lo que explora Savall en sus conciertos.
Programas variados
Como se ha dicho, los programas de Savall son imaginativos y esto se puede ver por su descrip- ción y por la inclusión de las mú- sicas de árabes en Andalucía; de los judíos, en su idioma de la época, el ladino; y de los cristianos. Hay recitados que van desde un fragmento de la Medea, no la grie- ga tradicional sino la de Séneca, textos escritos por Colón, la narración del geógrafo Toscanelli de sus mapas y el dramático edicto de expulsión de los judíos, escrito irónicamente por Joan Coloma, el mismo de ascendencia hebraica. Igualmente se aborda un poema náhuatl de la época cuando Moctezuma fue elegido emperador de los aztecas y para que no faltara representación de los reyes, se describe el testamen- to de la reina Isabel I de Castilla. En medio de todo esto figuran canciones árabes y sefardíes, amén de otras muestras de com- positores importantes de la épo- ca, que muchas veces parecían ignorar lo que sucedía en España.
El público que tenga la oportu- nidad de escuchar estas presentaciones de Savall podrá entonces asomarse a un momento impor- tante de la historia española, presentado en forma auténtica con las sonoridades de ese entonces, y que muestra la riqueza de la civilización española cuando no había inquisiciones y el país era una sociedad abierta a todos.
El Pentagrama de El Espectador
*Manuel Drezner